miércoles, 30 de diciembre de 2015

Desde las puertas de La Sorpresa IX y última

Una calle peatonal
Por Madero corren ríos de gente. Los empleados de saco y corbata a quienes se les hace tarde para el trabajo, los transeúntes despreocupados que van de compras o de ligue, los que se toman fotos con las estatuas vivientes o con las botargas, los que se van de pinta en las mañanas, los darkis que venden rosas negras, los apocalípticos que recitan pasajes de La Biblia con megáfono, los concheros que van sonando sus ajorcas de cascabel, los que se ponen la verde de la selección y los que prefieren la legalización de “la verde” de la nación, los que se sienten orgullosos de ser mexicanos y hasta los que se espantan con la sola mención de la patria.